No es admisible la discriminación de los estudiantes en función de su Comunidad Autónoma o el tipo de centro (público o privado) en el que estudien.
Dejar al criterio académico la decisión sobre qué alumnos pasan de curso y cuáles no, profundiza en la desigualdad entre los estudiantes, puesto que no todos tienen los mismos medios; y entre los centros públicos y los privados. Motivo por el que ADECES (Asociación Pro Derechos Civiles, Económicos y Sociales) solicitaría, en su caso, un estudio del número de alumnos que pasarán de curso en los distintos tipos de centros.
El Ministerio de Educación debe ejercer sus competencias y facilitar la promoción de todos los estudiantes con independencia de la comunidad en la que cursen las materias. Cualquier otro acuerdo supondría un trato discriminatorio inaceptable, que quebraría el principio de igualdad reconocido en la Constitución.
La educación no puede convertirse en un motivo, otro más, de confrontación política. De un lado, el Ministerio y la mayoría de las autonomías; del otro, las Comunidades de Madrid, Murcia y País Vasco. En medio… los estudiantes.
Debe considerarse que los alumnos se han quedado sin un tercio del curso. O, lo que es lo mismo, se han visto privados de la posibilidad de aprovechar el tercer trimestre, y las recuperaciones previas al verano, para superar los anteriores resultados. Además, las condiciones para seguir preparando sus materias durante el confinamiento han sido tan diversas como los medios de los que han dispuesto tanto los centros educativos como los alumnos.
Se alude a que el esfuerzo de los alumnos, las familias y los centros debe ser cuantificado, pero para ello habría sido necesario que los responsables educativos hubiesen dotado previamente a los centros públicos de los materiales y herramientas tecnológicas necesarias.
La Asociación de Centros Autónomos de Enseñanza Privada (ACADE) ha declarado que ellos “cuentan con herramientas tecnológicas suficientes para impartir las clases y evaluar a los alumnos”. Pero esta no es la situación en la que se encuentran la mayoría de los centros docentes.
Sin los medios adecuados, no se puede “tele educar”. Educar es formar y debe hacerse en condiciones de igualdad.