el Tribunal Supremo (TS) corrige en parte el entuerto de las sentencias de la Manada de la Audiencia de Navarra y del TSJ de esa Comunidad.
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TS y la sentencia sobre La Manada: ideas que curan el alma… y las almas que no serán curadas

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Carmen Rodríguez, presidenta de ADECES


Por fin, el Tribunal Supremo (TS) corrige en parte el entuerto de las sentencias de la Manada de la Audiencia de Navarra y del TSJ de esa comunidad, transmitiendo algo más de consuelo a la víctima y aportando a las mujeres la seguridad que las otras dos sentencias habían dilapidado.

La sentencia del TS cura, en parte, el dolor, sancionando a los autores por un delito continuado de violación. Señala, además, el camino a todos los órganos judiciales de la forma de interpretar estos casos, aspecto verdaderamente importante ante la reiteración de las acciones en grupo.

Aunque se libran, porque nadie lo solicitó, de ser sentenciados por 10 delitos de violación y no por un único delito de agresión sexual continuada.

Además, contempla el trato vejatorio y la actuación en grupo.

Señala, por otra parte, ideas que alivian el alma:

La primera, se alinea con el consentimiento expreso.

La segunda, la pasividad o el silencio no es consentimiento.

La tercera, ante la intimidación no se puede pedir una actitud heroica.

La cuarta, ante una situación intimidante quien calla no otorga.

¿Si un grupo rodea a un hombre para atracarle, si les da el dinero, es que ha consentido? ¿Qué tiene que hacer para demostrar que no ha consentido?

Pero la Sentencia del TS hay almas que no puede curar.

No cura el alma del miembro de la primera instancia, Ricardo González, que dijo observar a cinco varones y una mujer practicando “actos sexuales en un ambiente de jolgorio y regocijo”. No porque no pueda valorar los actos de forma distinta a otros miembros del tribunal sino por el tipo de lenguaje que emplea.

No cura el alma de Cayetana Álvarez de Toledo que no tuvo reparo en burlarse en un debate electoral de la idea del consentimiento expreso. Ni la de tertulianos o compañeros que le rieron la gracia.

No cura el alma del exjuez y, hoy miembro de Vox que califica la sentencia de política. Político es seguir intentando que la violencia de género sea intrafamiliar. Mientras el Señor del Caballo blanco, calla.

No cura el alma de quienes por poder se alían con estas fuerzas políticas y asumen su lenguaje.

No cura el alma de Ciudadanos y Rivera que en este tema de la violencia de género, siempre han andado un poco extraviados. Y que ven como sus socios de gobiernos municipales y autonómicos asoman la patita, día sí y día también.

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